Camino a la libertad...

Ahí estaba, majestuosamente de pie, sonriendo, observando... Yo sólo quería retratarla, tomarle una foto, pedirle una foto, pero como soy tan pequeña no alcanzaba a salir. Pensaba en que tenía ese único instante en mi vida, solo mío, solo yo, en una infinidad de gente que aventaba y se amontonaba en las áreas de interés. Yo solo disfrutaba el paisaje, de pronto pensé que la mejor idea que podría tener era disfrutar el todo, la soledad y la plenitud, mi compañía, la compañía de la dama y sobre todo la de Dios, quien desde arriba me veía con gracia y me alentaba a seguir. Eso es, mi pequeña, te quiero feliz, te quiero de pie. Sana todas tus heridas y libera el rencor de tu corazón, perdona, olvida, pero sobre todo, déjalo ir. El verdadero amor se multiplica en la entrega total, cuando lo pierdes todo, lo ganas todo.

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