¿Y si sólo somos eso? Dos extraños que la vida se empeñó en que nunca se juntaran. Y te veo y me sonríes, como si detrás de aquellos ojos escondieras un secreto. Y me gustan tus suspiros porque pienso que tienen algún destinatario oculto en lo más profundo de tus pensamientos, en aquella parte irracional que no te permite darte cuenta de lo que sientes.

Tremendo vicio, absurdo juego de una espera interminable...

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