Un momento de lucidez.

Que estúpido pensar que sólo amaba tu lado bueno, si fuiste al que más pendejadas aguanté.

Que estúpido pensar que no te amaba lo suficiente si mi vida se quedó a un lado a merced de lo que tú pedías.

Que estúpido querer que te odiara, la única persona que quizá te pudo querer en tu patética vida.

Que ciego fuiste y que idiota...

Te maldigo, aunque sé que no es necesario, nadie, nunca, podrá amarte lo suficiente, aguantar todas tus idioteces, callar para que no te vayas.

Recogerás tus migajas y te irás mendigando, nadie nunca te abrirá la puerta de su vida, estás solo y no lo ves, más solo que nunca, condenado a desperdigar tu vida por todos lados y ocupar tu tiempo en intentar destruir la vida feliz de los que tú crees que harás miserables y sabes... tu frustración será mayor al ver que no estás ni cerca de lograrlo.

No te odio, ni eso me produces. Ya no.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Piropos para nadadores

... compartiendo barbies