Continuando

Después de leer lo mismo por enésima vez, puedes descubrir lo que estaba escrito entre líneas, las pequeñas palabras que no se alcanzaban a notar y te das cuenta de cuánto puede cegar el egoísmo. Está decidido, no haré nada más. Haré que valga la pena lo que hiciste. Prometo ser feliz, por mí, por ti.

Prometo velar tu camino desde lejos. No importa que ruta sigas, desde aquí alcanzo a ver tus huellas.

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